Con motivo del fin de semana
largo del 25 de agosto, un grupo de amigos integrado por
Miguel, Alvaro,
Gabriel, Roberto, Diego,
Guillermo y Héctor (quien escribe) partimos una vez más hacia este
mágico paisaje que es Esquina, como siempre nos
dirigimos a las cabañas de LOS QUINCHOS, un complejo turístico que ya
nos tiene acostumbrados a brindar un servicio hotelero,
gastronómico y de guías como solo lo pueden ofrecer aquellas
empresas eficazmente organizadas.
Llegamos el sábado a las
6.30 de la mañana bajo una intensa llovizna y mucho frío, de todos modos
nos estaban esperando con el desayuno (tipo continental) pronto,
las lanchas alistadas con las toldillas de lona colocadas y los
guías a bordo.
Haciéndole buena cara al mal
tiempo ,nos hicimos al agua, con los equipos de
lluvia puestos. Nos encontramos con el nivel del agua muy bajo,
lo que nos obligaba a pescar sobre las riveras del Paraná pese al
fuerte viento sur reinante que se mantuvo durante toda la jornada,
normalmente cuando el río se encuentra en nivel normal,
o sea unos 60 cm. más alto de lo que
estaba ese día. cuando el viento está del sur,
la pesca se realiza en los esteros y correderas interiores
protegidos del viento.
Pese a todo en esa jornada
se dieron algunos piques interesantes, sobre
todo al mediodía cuando parecía que se iba a despejar el cielo, el
primer dorado de medida fue pescado por Roberto, uno de los debutantes
en el Paraná, en una palabra,
ese día solo sirvió
para probar el temple y el
fanatismo del grupo de pescadores que soportaron las inclemencias del
tiempo sin desistir.
Cuando llegamos a las
cabañas nos estaban esperando con café bien
caliente y tortas fritas, nos dimos una ducha
bien caliente, cenamos y nos fuimos a dormir.
Antonio, el encargado del mantenimiento de
las cabañas nos llamó a las 6.30 de la mañana, el cielo estaba
totalmente despejado y no tan frío eso nos hizo olvidar lo sufrido el
día anterior, inmediatamente del desayuno nos
llevaron en las camionetas hasta la costa donde Carlitos y Diego, (los
guías) no esperaban con los motores encendidos,
el viento estaba calmo y el nivel del río había subido un poco, en la
mañana hicimos una buena pesca en cantidad, con algunos dorados que
rondaban los 6 kg, un par de ellos fueron asignados para la infaltable
fritada en alguna de las islas que los guías escogieran para hacer la
ranchada, siempre buscando un lugar donde se pueda hacer una pesca de
costa mientras ellos preparan el campamento, en pocos minutos cobramos
varios dorados en una corredera muy profunda en la rivera del Paraná,
con un equipo liviano armado con anzuelo para bogas y encarnado
con trozo de las morenas ya utilizadas probamos a fondo,
pescamos, bagres amarillos, armados,
bogas y un manguruyú, cuando el río baja al nivel que lo
encontramos quedan lagunas cortadas como lo muestra una de las
fotografías tomadas, allí casi siempre es posible
encontrar algún dorado grande que ha quedado atrapado y lanzándole la
morena viva alcanza con que ésta golpee el agua para que él ataque de
inmediato. Ese día y el siguiente los piques se
dieron en forma constante aunque no se cobraron muchos dorados de buen
porte como nos tiene acostumbrados este fenomenal pesquero. Los surubíes
aún se mantienen inactivos, solo se pescó uno que
no dio la medida. La semana próxima volveré a este lugar con otro grupo
de amigos los que ya son reincidentes en estas latitudes,
cuando regrese de esta otra pesca les contaré como nos fue.
Setiembre y octubre junto a marzo y abril son los mejores meses para
practicar esta pesca ,ya se están formando los grupos para asistir a
éste pesquero, nos quedan disponibles un fin de
semana de setiembre y dos en octubre.
Si deseas concurrir con
nosotros, avísanos con tiempo.